¿Qué es el copywriting y por qué es clave en la comunicación de marca?

Si escribir bastara, las marcas hablarían y las personas escucharían.
Pero no.
Hoy, sobran textos. Lo que falta es comunicación (y que sea relevante, ¿no?)
Así que, ¿qué hace que un mensaje funcione?
Por ejemplo, el copywriting.
¿Qué es? ¿De qué va? Todo eso y más, aquí mismito.

¿Qué es el copywriting?

Si le pedís a una inteligencia artificial que defina copywriting, probablemente te devuelva algo así: «Es el arte de redactar textos persuasivos para provocar una acción específica del lector.»
Y sí, eso es cierto. Pero decir que el copywriting es solo persuasión, es quedarse corto. Le falta contexto. Le falta intención y profundidad. Le falta todo lo que convierte una técnica en un acto de comunicación eficaz.
Porque el copywriting no trata solo de escribir para vender. Trata de escribir para influir, para conectar, para posicionar una idea en la mente de quien lee. Y eso, si se hace bien, puede generar una acción. Pero también puede construir una percepción. Despertar una emoción. Diferenciar una marca.
Si fuera tan simple como la definición que te da una IA, todos serían copywriters. Juntar palabras bonitas lo hace «cualquiera». Hacerlo bien, es otra cosa.

 

¿Entonces qué es el copywriting? ¿Es vender?

Sí. Pero no en el sentido litar una venta cada vez que se publica una línea.
El copywriting es redacción publicitaria. Es la herramienta que transforma la estrategia de una marca en lenguaje que funcione. Diseña mensajes que presentan un producto, comunican una promesa o activan una emoción, de forma directa o sutil. A veces impulsa una venta inmediata, y otras veces prepara el terreno para que esa venta suceda más adelante.
Entre lo que la marca necesita decir y lo que la audiencia está dispuesta a escuchar, hay un terreno sensible. El copywriting vive en ese espacio. Lo traduce. Lo diseña. Le pone ritmo y propósito.

 

El copywriting es la herramienta clave

Para lograr la venta, tienes el marketing, la publicidad y la comunicación; y su gran herramienta: el copywriting. Aunque no siempre genera una venta directa, la redacción publicitaria acompaña el camino del consumidor por su «customer journey» hasta que esté decidido. El trayecto está diseñado para dar a conocer la marca, presentar el producto, empujar ventas puntuales y fomentar la recompra.
Es decir, antes de la venta, tuvieron que pasar muchas cosas para que el cliente saque la tarjeta de crédito. Y si quieres que te elija nuevamente, después de la compra, deben suceder muchas más. La intención siempre es la misma: vender. Facturar. Ser rentable. Y lo sabe la empresa y también su competencia.

El copywriting interviene en todas las fases de conocimiento del producto, hacia todas sus audiencias
Piensa en el lanzamiento de un coche. Los primeros mensajes, tienen la intención de generar expectativa, provocar ese hype del modelo. Ese copywriting no te está persuadiendo, te está plantando la semilla de la intriga para querer saber más.
Luego, ya desvelan el modelo. Hablan se las emociones que provoca o de sus características diferenciales o novedades. Y si bien sabes qué marca es, no te están dirigiendo a la compra directamente. El copywriting, en esta instancia, te plantea una situación mental, te provoca el deseo de tener ese vehículo.
Sigamos. Cuando ya sabes que existe, es hora de dirigirte al concesionario. Ahí el copywriting te da razones más lógicas para comprarlo. 
En esta instancia, ya hay precios y mensajes persuasivos. Y, por supuesto, es el momento en que las piezas mencionan los puntos de venta y ofertas específicas.
En todas las instancias, hubo copywriters (y un equipo creativo completo), que conceptualizaron y redactaron los mensajes, en todas las plataformas: desde los banners que aparecen en el formato display de las webs, los anuncios de tele, las cuñas de radio o piezas de audio y los folletos. Los físicos y los digitales. Es más, el copywriting, también está en la web de la marca.
Como ves, el copywriting es mucho más que persuadir. Ayuda a construir el momento de la compra.

 

¿Dónde vive el copywriting?

En todos lados.
En una web, en una newsletter, en el cartel de una tienda, en una app, en una respuesta automática de un chatbot. En un video de TikTok o en la etiqueta de un shampoo.
Sí, también en ese mensaje de error 404 que te saca una sonrisa. O en el asunto de un email que abrís sin pensar.
El copywriting no está reservado para los «grandes anuncios». Vive en los detalles, en los micro-momentos. Es lo que hace que una marca sea entendible, memorable y coherente. Por eso, todos los puntos de contacto entre marca y audiencia deben cuidarse. Porque todos son una oportunidad para reforzar o debilitar la identidad de una marca.

 

¿Entonces en todos estos puntos tengo que persuadir?

No exactamente.
La palabra persuasión se usa mucho, pero a veces se malinterpreta. Persuadir no es presionar. No es manipular. Mucho menos obligar.
Entrar a una web que te presiona, que te amenaza con perder una oferta si no compras a la de ya, no es persuasivo. Es invasivo.
La verdadera persuasión nace del contexto. Del momento. Del tono. De una relación que se va construyendo con tiempo y respeto. Es generar atracción sin forzar. Es acompañar una decisión, no imponerla.
Un buen copywriter sabe cuándo apretar el acelerador y cuándo simplemente informar. Cuándo ser directo y cuándo dejar espacio para que el lector saque sus propias conclusiones.

 

¿Qué hace un buen copywriter?

Un copywriter primero investiga. Después piensa. Y recién ahí escribe. La escritura es el final de un proceso largo de análisis. Primero tiene que entender al público, al producto, al contexto, al canal. Traducir lo que la marca quiere decir en un mensaje que funcione, que se entienda, que tenga impacto.
El copywriter interpreta. Conceptualiza. Da forma a una intención. Es alguien que escucha briefs, detecta insights y los transforma en frases que activan algo en la mente del lector.
Y cada marca tiene su manera de accionar, su verbo, su promesa central.
Cada marca tiene un valor central que la define. Dan Wieden lo explica
de una forma más sencilla: «Las marcas son verbos. Nike inspira, IBM resuelve, Sony sueña.»
Tu marca también debería tener un verbo claro. Uno que puedas repetir (de manera implícita o explícita) con coherencia. Porque las personas no tienen tiempo para descifrar tu identidad: es el copywriter quien tiene que descifrar ese verbo que conecta.

 

El copywriting no termina con la venta

Es fácil pensar que el trabajo termina cuando se concreta una conversión. Pero la verdad es que ahí recién empieza otra etapa.
El copy sigue presente en el email que agradece. En las instrucciones del producto. En el mensaje que resuelve una duda. En cómo suena tu marca cuando responde, explica o corrige.
Y también está en experiencias internas: en el onboarding de un equipo, en el manifiesto cultural, en el tono de los documentos internos.
Por eso el copywriting no es solo un recurso para marketing. Es una herramienta de conexión. De claridad. De sentido. Y su impacto se nota mucho más allá del «comprar ahora».

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Anita Álvarez Cufari - Consultora Creativa & Copywriting
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